21 de marzo del 2.023

La paciencia o la capacidad de esperar es un valor que puede y debe ser enseñado a los niños desde la más temprana edad.
La paciencia es una virtud y una habilidad que ayudará a los niños a convivir adecuadamente con los demás, a tener calma, a evitar nerviosismo, agobios e impulsividad, entre otras cosas.
Por lo general, los niños que son muy impacientes tienen la tendencia de ser altamente exigentes. Aunque es una actitud muy natural, es importante enseñarles a cultivar la habilidad de ser más pacientes. Si bien la impaciencia es una cuestión natural, los límites de ésta y su descontrol se deben a una falta de límites.
¿Qué podemos hacer si nuestro hijo es extremadamente impaciente?
- En primer lugar, deberemos dar ejemplo. Si pedimos o exigimos a nuestros hijos o alumnos, hacer las cosas con prisas, esperando resultados inmediatos, estaremos promocionando y aplicando la impaciencia y la exigencia a través de nuestras propias conductas.
- No cederemos nunca ante una conducta de impaciencia y exigencia. En este tipo de situaciones, tendemos a ceder para evitar posibles salidas de tono, lloros, enfados, rabietas… Debemos ser fuertes y decir «NO». De esta manera no alimentaremos aún más la necesidad de tenerlo todo en el momento.
- Les proporcionaremos estrategias. Ser paciente es algo que se aprende con el tiempo. Trataremos de ofrecerles herramientas y estrategias que les ayuden a lograr que el tiempo de espera para alcanzar el objetivo se vaya alargando progresivamente (respirar, contar, dar palmadas, estirar…)
- Mantendremos la calma. Discutir o recurrir al castigo no ayudará. Así, fomentaremos mucho más su rebeldía y actitudes negativas frente a un cambio. Manteniendo la calma, aceptando los hechos y reconduciendo la situación de forma más pausada obtendremos mejores resultados.